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KCCP: MEJORA DE LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN DE MATEMÁTICAS EN LA ENSEÑANZA SECUNDARIA

JAPÓN…Una cultura resiliente, respetuosa de la naturaleza y de la convivencia armónica entre los seres humanos

CULTURA Y DIVERSIDAD

Japón es un destino único, vibrante y lleno de sorpresas para el visitante. En mi caso no puedo dejar de seguir admirando la belleza material y, por sobretodo espiritual de la cultura japonesa. Es una experiencia que todo becario recordará siempre, ya que se empieza a vivir desde el momento en que se preparan las maletas.

Haber sido beneficiada con la oportunidad de conocer este lejano y bello país, me cambió la vida. Es cierto, puede sonar fácil y trillado decirlo, pero, el que solo leyó o escuchó "algo" de esta cultura, no podrá imaginar cuan grandiosa es realmente.

Si bien, muchos podemos tener una noción de cómo son los habitantes, es imposible describir plenamente la experiencia de transitar sus calles y de hacer contacto con una cultura que tiene sus raíces fuertes, pero que está abierta a todas las manifestaciones de otras nacionalidades. Estar en Japón me llevó a sentir y pensar que los seres humanos podemos vivir civilizadamente.

EL COLOR, EL VIENTO, EL SOL Y LAS MARAVILLAS DE LA NATURALEZA

Decir Japón es referirse a tecnología, ciencia, avance. Pero, esta idea quedó totalmente soslayada cuando pude apreciar el color de su vegetación, de sus flores, de los cursos de agua. Especialmente llamó mi atención el respeto y el cuidado con que los japoneses viven con la naturaleza.

Es el justo equilibrio de avanzar, pero sin dañar. Es progresar más y más, pero también es volver a la esencia, a la fuente, a lo vital de donde procede nuestra especie. No es religión, ni ideología; es mucho más.

Caminar tranquila y libremente por sus calles es una experiencia natural. Digo natural porque los parques y los jardines están literalmente presentes en todas partes, en todo recodo del camino.

En uno de esos momentos que tuvimos en el marco fuerte de trabajo me cupo la maravillosa vivencia de posar con un árbol que semejaba "nuestro tajy nacional". En ese momento no pude dejar de pensar en mi patria

Es un verdadero ejemplo para otras partes del mundo y para nuestro país, la manera en que los ciudadanos nipones cuidan de la naturaleza, del agua, de los árboles; incluso de las simples hojas que han caído al suelo y que forman alfombras espectaculares; donde el foráneo puede disfrutar de un momento con lo más íntimo que nos ofrece la naturaleza y la presencia de un dios.

UN JAPÓN QUE NO OLVIDA Y QUE ES AGRADECIDO

La historia del Japón como cualquier otra nación tiene en sus líneas hechos trágicos y dramáticos. Todos sabemos un poco de lo que ocurrió en HIROSHIMA. En este sentido, quisiera compartir que la primera semana de estadía fue en la ciudad de CHUGOKU, donde se encuentra una de las sedes de la JICA, en la prefectura de Hiroshima. Allí pude conocer el edificio del MEMORIAL DE LA PAZ.

Es un lugar que conmueve, que puede llegar a hacer nacer lágrimas – me pasó –. Es imposible que las fibras del corazón no se dilaten. En este lugar aprendí que nuestra especie puede ser muy malvada, perversa…pero también puede dar muestras de esperanza, de perdón, de reconciliación y sobre todo de profunda PAZ.

Solo un pueblo, solo una nación que vive la PAZ puede llegar a mostrar al extranjero con hechos cómo puede salirse del dolor y la atrocidad de la guerra. Para mí, esta nación es un ejemplo de resiliencia.

Surgir de las cenizas, de la catástrofe, del hambre, del dolor inconmensurable es digno de respetar y de emular. Otra lección aprendida es que – no debemos olvidar el pasado – pero no con la intención de sentir dolor o buscar revancha.

Creo que el Japón comprendió que la unión, la fuerza colectiva, la perseverancia y la mirada puesta en la paz, permiten al ser humano una nueva oportunidad de reconciliarse.

Estoy muy agradecida por esta lección, estará siempre en mi corazón y en mis lecciones que compartir con los jóvenes paraguayos; porque es una grandeza el ser agradecido con aquel que en los momentos difíciles te tendió la mano. Así me lo dijeron, que esta nación es agradecida, porque mientras hubo dolor, muchos pasaron su mano. ¡Qué bello acto!...

¡LOS MAYORES PRIMERO!

En más de alguna ocasión habremos escuchado que en estos días no se respetan las canas, que los consejos de nuestros mayores están pasados de moda o que simplemente están caducos. Nada más falso. Nunca pensé presenciar la manera solemne y casi divina con que se trata a los mayores.

En este país hacer una reverencia al anciano es casi un privilegio, una oportunidad de tocar las tradiciones, la cultura, la lengua, las creencias y toda la idiosincrasia de este país.

Ojalá pudiéramos volver a incorporar esto en nuestra convivencia.

Desde que pisé tierra nipona recibí las más increíbles atenciones, es cierto, no se puede negar que se vive con cierto rigor o exigencia, pero es el precio por el orden, el respeto, la tranquilidad y el desarrollo.

Todo esto lo aprenden de sus mayores, porque saben que cada cabeza gris plata tiene la sabiduría necesaria para seguir con pasos firmes en el futuro.

EL ARTE, MÁS ALLÁ DE LO VISIBLE

Una visita por los cuantiosos lugares históricos llena el alma de satisfacción. Recorrer pasillos, abrir puertas y encontrarse con el esplendor de los palacios que hay en el Japón no puede transcribirse en líneas, éstas son solo para remitirse con cierta aproximación a la belleza arquitectónica y paisajística de los jardines de los diversos castillos y templos.

El visitante comprenderá que se vive en dos tiempos. Un pasado, casi remoto – y otro ultramoderno, donde el tiempo se acorta con la velocidad de los trenes…

En estos templos y castillos se puede sentir la mística, hay "algo" que no se puede decir en palabras, pero está ahí presente. Llena el alma y el espíritu. Es una contemplación que aproxima el cielo y la tierra. Japón es así una mezcla de mística y de lo más terrenal.

En estas breves líneas he querido más bien manifestar la impresión que he vivido; mi experiencia es imborrable. Me siento muy agradecida por haber pisado estas tierras y, haber conocido de primera mano lo que muchos solo encuentran en libros o escuchan de alguna boca que visito estos lugares.

Son muchos los aprendizajes en el marco del Programa, pero mucho mayor ha sido la experiencia humana que enlaza y mejora al otro. En ese encuentro siempre humano de compartir lo que tenemos o como dicen los japoneses de SER SIEMPRE AGRADECIDOS, DE NO OLVIDAR, DE VIVIR EN PAZ, por ello digo que el Japón es una nación más que resiliente.