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Muchos de los migrantes que comenzaron trabajando como empleados contratados en las plantaciones de caña de azúcar o de café, al cabo de un tiempo, pudieron dejar el trabajo asalariado y comenzaron a cultivar verduras y frutas en forma independiente.
Los japoneses trabajaban de la mañana a la noche durante la semana, e incluso los domingos. Los cristianos descansan los domingos y van a misa. Por lo tanto, la forma de trabajar de los japoneses era a menudo criticada por las comunidades locales donde predominaban los cristianos. Pero también es cierto que los japoneses han sido considerados en Brasil como “personas de confianza” por ser muy trabajadores y honestos. Por eso, de ellos se decía, en portugués, “japonês garantido”.
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